En esta entrada estaremos comentando algunos de los presupuestos centrales de la obra de Alfred Ayer (1986) sobre Wittgenstein, abarcando específicamente los capítulos que van del quinto al décimo. Así, el primer tópico que abordamos es el de
los fundamentos de las matemáticas: Observaciones
sobre los fundamentos de las matemáticas, texto de Wittgenstein del cual Ayer plantea que es
complicado rastrear los aspectos que constituyen la consolidación de sus
presupuestos epistemológicos. Para el analista, Wittgenstein sostuvo que no se
lograría nada con reducir el fundamento de las matemáticas al estudio de
la lógica, pues la pregunta era: ¿Por qué las matemáticas necesitan de
un fundamento? Wittgenstein explicó que lo que necesitaban las matemáticas
era una clarificación en tanto proposiciones, como cualquier otra del lenguaje. De esto concluye que las proposiciones
matemáticas exigían ciertos presupuestos normativos en tanto representaban reglas
de inferencia para el cálculo, y tales reglas permitían articular un sistema
que no abarcaba contradicciones para mantenerse controlable; es decir, ningún
elemento había de contrariar al sistema en su totalidad. Respecto a esto, Ayer
escribe: “No es cierto que la posibilidad de construir la paradoja del mentiroso
en la lengua que usamos vicie toda esta lengua. Si éste es el punto de vista de
Wittgenstein, estoy de acuerdo con él” (p. 87).
Lo interesante de este tema es la vuelta que hace Ayer sobre
los textos anteriores de Wittgenstein, encontrando conexiones de gran valía, como
por ejemplo el enclave entre el Cuaderno
azul y las Investigaciones
filosóficas respecto al tema del lenguaje privado. Todas estas
consideraciones llevan a Ayer a plantear que Wittgenstein: “[…] vincula lo que
considera las tendencias solipsistas de aquellos que insisten en la privacidad
de la experiencia con las peculiaridades en el uso del pronombre de primera
persona.” (p. 105). Otros temas, como el referido a la voluntad,
escribe Ayer, son crípticos, debido a que Wittgenstein no tuvo consideración en ellos para su publicación.
Algunas de las críticas de Ayer a Wittgenstein se refieren a las Investigaciones
filosóficas. Ayer escribe que tal obra recoge muchos temas que
Wittgenstein había abordado a lo largo de otros escritos. La
función de la filosofía como práctica que expone los errores en los que caen los
filósofos en torno al lenguaje, viene a constituir aquí una máxima del autor. Esto significa que la filosofía debía dejar de lado explicaciones
y centrarse en las descripciones, en tanto propuesta de un orden para solucionar
aparentes problemas intrincados en el lenguaje. Para lograr ello, ha de seguirse
ciertas reglas que conducen su labor misma; sin embargo, esto supone una serie
de planteamientos que van a ser discutidos por el mismo Ayer, para quien,
por ejemplo, la construcción o idea de un lenguaje privado resulta problemática, pues el lenguaje privado consiste en “[…] aquel que es
lógicamente imposible comprender para quien no sea su usuario.” (p. 97).
Esta practicidad de la labor del filósofo se contrapone a lo
que ya Wittgenstein había escrito en el Tractatus
lógico-filosófico. Sin embargo, retoma muchos elementos de su Cuaderno marrón para
fundamentar su construcción respecto a los juegos del lenguaje, cuestión última
de trascendencia para el entendimiento de sus posteriores publicaciones
por parte de sus albaceas testamentarios. El denominado juego lingüístico supone que el hablar es en sí mismo una actividad
o forma de vida (p. 89). Por ejemplo, los nombres propios o ciertas denominaciones pueden adquirir
distintos significados respecto a la descripción que se tome de los mismos, y
aquí el analista escribe ejemplos que ilustran tal presupuesto en Wittgenstein.
Esto significa, para Ayer, que Wittgenstein ha dejado de lado la “búsqueda de
la forma general de las proposiciones” (p. 91). Sin embargo, encontraremos que una de las preguntas centrales es: ¿En qué
consiste la obediencia a una regla? Lo cual, escribe Ayer, no lo termina de alejar de su
trabajo respecto a las Observaciones
sobre los fundamentos de las matemáticas. Ayer reseña así toda una secuencia
analítica que permite establecer puntos de contacto entre Wittgenstein y Saul
Kripke respecto a la cuestión del escepticismo y sus posibles relaciones con David
Hume.
Alfred Ayer (1910-1989)
Saul Kripke (1940-)
Al contextualizar estas problemáticas, Ayer expone posteriormente una revisión general sobre los
temas de la magia y la religión, que comparten un mismo principio centrado en los juegos del lenguaje. De igual forma sucede
respecto a la filosofía de la psicología, pero en este caso no se supone la
creación de una nueva teoría de la praxis. La importancia de Wittgenstein
radica en que busca entender el uso que le damos a los conceptos psicológicos, específicamente a los verbos psicológicos, siendo que
no se dedica a trabajos de índole psicológica, como deja claro Ayer. Es
fácil entender en Wittgenstein el desarrollo de una filosofía de la psicología,
pues el contexto histórico supone toda una serie de escuelas y sistemas como el de la Gestalt. Así, Observaciones sobre filosofía de la psicología se alza como uno de
los aspectos centrales de la obra de Wittgenstein, donde Ayer relaciona sus
planteamientos con las investigaciones de George Moore, uno de las principales figuras
intelectuales de la época junto a Bertrand Russell.
El tema del conocimiento
y la certeza, que viene a ser uno de los temas concluyentes, se relaciona con el abordaje del conocimiento de las
experiencias propias y las ajenas, temas que Wittgenstein ya había abordado con
ejemplos en el Cuaderno azul. Y aquí también es importante el papel que
juega Moore respecto a las definiciones que da del sentido común y todas las críticas que hace Wittgenstein a tal
forma de concebir la realidad, aunque también comete ciertos errores que
resalta Ayer. Así pues, en Sobre la certeza, texto de Wittgenstein que publican sus albaceas, se discute la validez de
las proposiciones, siendo que el autor utiliza los planteamientos de Moore para
acercarse, como un trampolín (sostiene Ayer), para detallar cada uno
de estos temas referidos al estudio de las proposiciones y su verificabilidad. Sin
embargo, todo termina de nuevo en los juegos del lenguaje. El último
tópico corresponde al legado de Wittgenstein, la influencia sobre su medio cultural y sus planteamientos vistos a largo plazo. Así, el Círculo de Viena y el
movimiento filosófico analítico son dos de los pilares, expresa Ayer, que permiten entender la
influencia de Wittgenstein hasta nuestros días.
Referencias bibliográficas
Ayer, A. (1986). Wittgenstein. Barcelona: Ed. Crítica.
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