La Crítica de la razón pura, publicada por primera vez en 1781, es una investigación que puntualiza en la amplitud del conocimiento humano respecto a la finitud e insignificancia de su cuerpo. En su primer prólogo, Kant se centra en los límites de la razón humana, sosteniendo que la metafísica (en torno a la cual giran sus reflexiones) fue, alguna vez, la madre de todos los conocimientos; pero ahora permanece olvidada en un sucio rincón de la mente. Su grandeza ha sido ocultada por la separación de la ciencia con sus objetivos, por lo que es necesario, escribe el autor, entender los motivos que hacen que la metafísica haya estado relegada en su función explicativa y abarcadora del mundo. Necesita, entonces, de una fundamentación sólida para llegar a ser respetada de nuevo: precisa convertirse en una ciencia.
En el segundo prólogo de la obra, escrito en 1787, Kant vuelve sobre el tema, planteando que la razón humana no sigue, la mayoría de las veces, un camino lineal hasta el campo del conocimiento científico. No obstante, y para explicar una excepción a este postulado, recurre a la lógica. Este ámbito ha tomado el camino seguro de la ciencia desde sus inicios con Aristóteles, y se debe a que se constituyó como pura abstracción (al igual que la matemática con Tales), tratando siempre de sí misma y no como las ciencias que, a la vez que tratan de ellas mismas, poseen sus objetos de estudio. Así pues, Kant sostiene: “Permitir que las ciencias se invadan mutuamente no significa ampliarlas, sino desfigurarlas” (2004, p. 16).
En el segundo prólogo de la obra, escrito en 1787, Kant vuelve sobre el tema, planteando que la razón humana no sigue, la mayoría de las veces, un camino lineal hasta el campo del conocimiento científico. No obstante, y para explicar una excepción a este postulado, recurre a la lógica. Este ámbito ha tomado el camino seguro de la ciencia desde sus inicios con Aristóteles, y se debe a que se constituyó como pura abstracción (al igual que la matemática con Tales), tratando siempre de sí misma y no como las ciencias que, a la vez que tratan de ellas mismas, poseen sus objetos de estudio. Así pues, Kant sostiene: “Permitir que las ciencias se invadan mutuamente no significa ampliarlas, sino desfigurarlas” (2004, p. 16).
Kant escribe que debe existir algo a priori en las ciencias para que la razón pueda existir, y que ese algo se manifiesta en dos relaciones en torno a la ciencia con sus objetos: primero para determinarlo, consistiendo en el conocimiento teórico de la razón; y segundo, para volver el objeto realidad, lo que tiene que ver con el conocimiento estrictamente práctico. Kant escribe que la razón humana concibe la naturaleza (entendida como un compendio de objetos de la experiencia) bajo ciertos principios, los cuales son verificados en la práctica. Esta naturaleza se relaciona con la idea que Bacon tenía de la misma: puesta al servicio del hombre para obtener conocimientos del mundo. Kant escribe que en esto la metafísica ha fallado, pues, como sierva de sí misma, se ha perdido en el camino, andando a tientas con los conceptos. Kant se pregunta: ¿Debemos confiar en la razón aun cuando ha fallado en la fundamentación de la metafísica? Su respuesta define el punto clave: “Quizá simplemente hemos errado dicho camino hasta hoy.” (Kant, 2004, p. 19), de tal forma que el éxito de la Crítica depende de fundamentar ese camino de forma correcta.
La experiencia humana, como conocimiento, requiere de un entendimiento que posea reglas anteriores al encuentro con el objeto (de la intuición empírica, referida al fenómeno), esto es, un carácter a priori. Este entendimiento es “un no sé qué que está en uno mismo”, como menciona Lampe, el criado de Kant, en la obra Una historia de la filosofía para la vida cotidiana. Pero, dejando de lado esta animosa ambigüedad, a lo que se está refiriendo Kant es a los conceptos a priori, los cuales son necesarios para darle marcha segura a la metafísica en su camino a ser una ciencia. En este sentido la Crítica de la razón pura es, concluye Kant, un tratado sobre el método.
La intuición empírica hace parte del temario de la estética trascendental, donde se aborda la cuestión del tiempo y el espacio (véase nuestro prólogo al pensamiento filosófico de Kant). En la aplicabilidad de sus reflexiones, Kant anota que la metafísica ingresa, en definitiva, al campo de la moral, pues su finalidad está, entre otras cosas, en pensar la libertad del ser humano. La conclusión, por ende, es la formación de una filosofía que permita la comprensión de las coyunturas del pensamiento contemporáneo, además de su conveniencia para guiar las exigencias del presente.
Kant, I. (2015). Crítica de la razón pura. Ed. Taurus.
La experiencia humana, como conocimiento, requiere de un entendimiento que posea reglas anteriores al encuentro con el objeto (de la intuición empírica, referida al fenómeno), esto es, un carácter a priori. Este entendimiento es “un no sé qué que está en uno mismo”, como menciona Lampe, el criado de Kant, en la obra Una historia de la filosofía para la vida cotidiana. Pero, dejando de lado esta animosa ambigüedad, a lo que se está refiriendo Kant es a los conceptos a priori, los cuales son necesarios para darle marcha segura a la metafísica en su camino a ser una ciencia. En este sentido la Crítica de la razón pura es, concluye Kant, un tratado sobre el método.
La intuición empírica hace parte del temario de la estética trascendental, donde se aborda la cuestión del tiempo y el espacio (véase nuestro prólogo al pensamiento filosófico de Kant). En la aplicabilidad de sus reflexiones, Kant anota que la metafísica ingresa, en definitiva, al campo de la moral, pues su finalidad está, entre otras cosas, en pensar la libertad del ser humano. La conclusión, por ende, es la formación de una filosofía que permita la comprensión de las coyunturas del pensamiento contemporáneo, además de su conveniencia para guiar las exigencias del presente.
Referencias
Kant, I. (2015). Crítica de la razón pura. Ed. Taurus.
Redondo, P. y Salgado, S. (2013). Una historia de la filosofía para la vida cotidiana. Maia Editores.
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