El artículo del profesor Jorge Enrique Senior es un aporte enmarcado en el homenaje realizado a David Hume en los 300 años de su natalicio. Publicado en 2010, (número 15 de la revista Amauta de la Universidad del Atlántico, pp. 8-20), el texto expone un análisis de la base del pensamiento filosófico de Hume, para luego resaltar su impacto en la filosofía de Immanuel Kant mediante una sistemática comparación. Con estos objetivos, Senior divide su escrito en dos partes. La primera parte del artículo explica aspectos fundamentales de la obra de David Hume, basándose para ello, en gran parte, en su obra Investigación sobre el entendimiento humano, utilizando la edición en español de 1994 de la editorial Altaya. La segunda parte del artículo expone el impacto que tuvo Hume en la filosofía Kant y, desde una perspectiva actual, la idea de una respuesta biopsicologista que el primero utilizó como salida a sus interrogantes.
El primer punto abordado por Senior es una síntesis en donde muestra cómo son posibles las ideas, los límites y los objetivos del conocimiento humano, así como también la crítica del principio de causalidad e inducción propuesta por Hume. Labor nada sencilla, pero que el profesor logra plantear en términos claros incluso para aquél que poco ha leído la obra de Hume. Según el filósofo, existen dos tipos de ideas: unas simples y otras compuestas; las primeras son copias de las impresiones que tenemos de los objetos del mundo mediante los sentidos y la experiencia, las segundas son sumas o asociaciones de aquellas ideas simples en la mente del observador. Este planteamiento da pie para que Senior concluya que para Hume la mente no alcanza a crear nada, pues su capacidad consiste solamente en procesar lo que captan los sentidos. Ahora bien, la constitución de las ideas complejas surge como resultado de tres principios: 1. por semejanza o parecido, 2. por contigüidad o cercanía en el espacio y el tiempo y 3. por causalidad. De esto se desprende que la investigación de conceptos abstractos implica hallar una secuencia cuya búsqueda lleve siempre a su referente empírico.
En Hume, y esto lo hace notar el profesor Senior, las relaciones de causa y efecto no se encuentran en los objetos exteriores sino en el sujeto mismo que observa, lo que supone que el principio de la inducción, basado en una lógica secuencial, es desechado, puesto que el hábito o la costumbre dictan que una cosa antecede a otra porque ya hemos visto que sucede de tal forma. Esto querría decir que, según Hume, el conocimiento humano carece de fundamentos racionales, ya que se basaría en el instinto y en un factor biopsicológico. Estos planteamientos son expuestos por Senior mediante los siguientes puntos: 1. impresiones de eventos u objetos, es decir, el cómo conocemos mediante los sentidos y construimos 2. las asociaciones de ideas, expresadas aquí principalmente 3. por contigüidad, construidas con base en 4. la costumbre o el hábito que se sustenta en 5. la idea de conexión necesaria, referida a la creencia que se explica con el punto anterior y con 6. el razonamiento sobre cuestiones de hecho, es decir, de lo que se nos presenta a los sentidos.
Así, el autor del artículo se pregunta: ¿cómo puede ser útil algo que es una construcción subjetiva y no racional? Según Senior, Hume responderá con una idea naturalista, biopsicológica o sentimental, con la que encuentra salida al problema de la inducción. Así, Senior plantea que la necesidad de la causalidad no es lógica sino psicológica, que no es objetiva, sino que nace de la subjetividad, resaltando el problema del principio de petición en cuanto sus planteamientos dan por sentado el futuro fundamentándose en nuestras vivencias del pasado. Es decir, el argumento terminaría siendo una falacia puesto que se da como respuesta aquello que precisamente se está preguntando.
La segunda parte del artículo muestra el impacto de la filosofía de Hume en Kant y una relación entre aspectos claves de sus filosofías. Senior expone esto de manera sintética y ofrece dos cuadros comparativos. Respecto a las diferencias epistemológicas lo principal es que, para Hume, el conocimiento tiene por base los sentimientos, la intuición y las vivencias, mientras que para Kant es la razón, contraparte a todo aquello que llega por intuición y los sentidos. Por otro lado, para Hume el ser humano tiene estas intuiciones porque hace parte de la naturaleza que lo ha dotado; mientras que Kant sostiene que la razón hace parte de aquello que trasciende la misma naturaleza. Para concluir, debemos resaltar que lo que busca el profesor Senior es la solución que brindan ambos filósofos a estos problemas acuciantes del conocimiento: por un lado, Hume brinda una salida biopsicológica y, por el otro, Kant ofrece una salida necesariamente lógica.
Senior, J. (2010). La filosofía biopsicologista de David Hume. Revista Amauta, (15), pp. 8-20.
En Hume, y esto lo hace notar el profesor Senior, las relaciones de causa y efecto no se encuentran en los objetos exteriores sino en el sujeto mismo que observa, lo que supone que el principio de la inducción, basado en una lógica secuencial, es desechado, puesto que el hábito o la costumbre dictan que una cosa antecede a otra porque ya hemos visto que sucede de tal forma. Esto querría decir que, según Hume, el conocimiento humano carece de fundamentos racionales, ya que se basaría en el instinto y en un factor biopsicológico. Estos planteamientos son expuestos por Senior mediante los siguientes puntos: 1. impresiones de eventos u objetos, es decir, el cómo conocemos mediante los sentidos y construimos 2. las asociaciones de ideas, expresadas aquí principalmente 3. por contigüidad, construidas con base en 4. la costumbre o el hábito que se sustenta en 5. la idea de conexión necesaria, referida a la creencia que se explica con el punto anterior y con 6. el razonamiento sobre cuestiones de hecho, es decir, de lo que se nos presenta a los sentidos.
Así, el autor del artículo se pregunta: ¿cómo puede ser útil algo que es una construcción subjetiva y no racional? Según Senior, Hume responderá con una idea naturalista, biopsicológica o sentimental, con la que encuentra salida al problema de la inducción. Así, Senior plantea que la necesidad de la causalidad no es lógica sino psicológica, que no es objetiva, sino que nace de la subjetividad, resaltando el problema del principio de petición en cuanto sus planteamientos dan por sentado el futuro fundamentándose en nuestras vivencias del pasado. Es decir, el argumento terminaría siendo una falacia puesto que se da como respuesta aquello que precisamente se está preguntando.
La segunda parte del artículo muestra el impacto de la filosofía de Hume en Kant y una relación entre aspectos claves de sus filosofías. Senior expone esto de manera sintética y ofrece dos cuadros comparativos. Respecto a las diferencias epistemológicas lo principal es que, para Hume, el conocimiento tiene por base los sentimientos, la intuición y las vivencias, mientras que para Kant es la razón, contraparte a todo aquello que llega por intuición y los sentidos. Por otro lado, para Hume el ser humano tiene estas intuiciones porque hace parte de la naturaleza que lo ha dotado; mientras que Kant sostiene que la razón hace parte de aquello que trasciende la misma naturaleza. Para concluir, debemos resaltar que lo que busca el profesor Senior es la solución que brindan ambos filósofos a estos problemas acuciantes del conocimiento: por un lado, Hume brinda una salida biopsicológica y, por el otro, Kant ofrece una salida necesariamente lógica.
Referencias
Senior, J. (2010). La filosofía biopsicologista de David Hume. Revista Amauta, (15), pp. 8-20.
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