viernes, 17 de agosto de 2018

Tiempo de Cine: After the Dark: The Philosophers


El cine es una de las muestras artísticas más ricas en mensajes dirigidos al espectador del arte. Las cambiantes situaciones que plantea una película sitúan al espectador en medio de diversas sensaciones, emociones, y le otorga, con intención de quienes crean, dirigen y producen la película, nuevas problemáticas de situaciones, bien conocidas o desconocidas, pero, al fin y al cabo, inquietantes y de interés. Siendo así, el cine no se escapa de la periferia que abarca para la reflexión la filosofía. De eso tratamos en este espacio llamado Tiempo de cine, creado justamente para ofrecer unas dosis de cine y filosofía. 

  
Aspectos generales

After the Dark: The Philosophers, es una película dirigida por John Huddles, quién también escribe el guion. Se estrenó el 7 de julio de 2013. Entre los personajes principales que conforman la trama se encuentra James D’Arcy, quien interpreta a Mr. Zimit, el profesor de filosofía; Sophie Lowe, interpretando a Petra, una de las mejores estudiantes de la clase; Freddie Stroma a Jack; Bonnie Wright interpreta a Giorgina y Cinta Laura a Utami.
 

Argumento

La película se desenvuelve a modo de ejercicio de reflexión filosófica, los acontecimientos que tienen lugar en la trama hacen parte de un estímulo para pensar en términos éticos, planteado por el profesor Mr. Zimit a sus estudiantes. La historia comienza en un salón de clases con un profesor y un grupo de estudiantes de filosofía que se encuentran en su último curso. Ya es tiempo de salir a vacaciones, así que todos se encuentran hablando de las cosas aprendidas y las experiencias adquiridas. En este momento, antes de despedirse, Mr. Zimit les informa sobre una última prueba que deben superar para pasar el periodo académico.

Mr. Zimit les explica el ejercicio, el cual consiste en imaginar una serie de eventos desafortunados como un fenómeno natural, un holocausto nuclear y similares, para lo cual deben refugiarse en un bunker durante el tiempo necesario para sobrevivir y que las cosas vuelvan a su normalidad afuera, en un tiempo estimado de cuatro años. Además de sobrevivir, deben elegir a diez personas de su grupo para conformar un grupo de sobrevivientes, el monto máximo es decidido a partir de las condiciones del bunker: albergar la cantidad de diez personas. El grupo debe ser útil para la preservación de la raza humana y la construcción de una nueva sociedad cuando el holocausto termine.

A cada estudiante le es asignado una profesión hipotética, y de acuerdo a la profesión de cada cual se debe elegir a los 10 sobrevivientes que habitarán el bunker. Ahí comienza la primera reflexión filosófica que concluirá en decisiones éticas. Pues, sobre la utilidad de cada profesión, estará emparentada a las necesidades humanas, a saber, la medicina, la mano de obra e ingenio para construir, además de hombres y mujeres sanos para la procreación. Cada profesional debe dar los motivos por los cuales es útil al grupo.
 

Críticas negativas

En los aspectos centrados del desarrollo y desenlace de la película, conviene mencionar esos aspectos poco contundentes. La película plantea ciertas problemáticas éticas, incluso el cómo se abordarían los valores morales en medio de situaciones de apuros, cómo vemos al otro en medio de la dificultad y la comodidad. La pregunta es ¿Quién es el otro y qué nos aporta? Pensando en esos términos filosóficos, no encontramos coherente finalizar esta película con el típico desenlace romántico, puesto que al principio nos dice que será una película de crítica filosófica, y no resulta coherente, no por el hecho de estar en contra de las películas románticas, sino porque cada cual tiene su espacio. Cada situación planteada se resuelve en un tiempo y bajo condiciones, excepto el problema final, que es cuando se hace un problema en sí de la película, porque se extiende en cierto modo, casi al punto de parecer imposible encontrar un final que se ajuste. 


Problemas filosóficos

Desde el inicio de la película se nos invita a pensar desde los parámetros de la racionalidad. Encontramos situaciones que resultan chocantes en la vida real, que ponen a prueba el juicio de una persona para tomar una decisión; por ejemplo, el decidir entre varias opciones a qué persona conviene matar para el beneficio de otras decisiones, y para resguardar la vida de otras personas; se nos habla de dilemas éticos, problemas planteados por Sócrates, tal como la valía de los amigos.

En la película After the Dark: The Philosophers, se puede distinguir dos cosas a primera vista: una, la distinción entre universales y, dos, las subjetividades como nuevo modo de entender la filosofía. Se contrapone, por así decirlo, la tradición filosófica, que se entiende por la búsqueda de modos universales y estandarizados, y, además, la naciente forma, que se entiende a partir de Lévinas como la forma ética, en este punto ya la búsqueda no es hacia los universales sino lo infinito e incognoscible. La figura del profesor representa la tradición filosófica que intenta designar cómo es el ser humano, cuál es su función en la existencia y cuál debe ser el modo de reconocerse con los otros. La relación Yo-Otro, se propone, en ese sentido, a partir de la utilidad que significa el otro para la construcción de un contexto político, económico e histórico acorde a los placeres de la homogeneización.

El recorrido de la filosofía occidental es largo, y en la mayoría propone un único modo de entender al hombre. Existe, en su filosofía, el deseo de estructurar una figura legitima de Hombre. Un hombre con facultades, mismidad e individualidad. Su relación con los otros se fundamenta en relaciones de poder, de utilidad, de conveniencia. Se elige al Otro a partir de lo que se entiende como bueno. Pero las cosas pueden ser entendidas de otro modo. Y ese modo se manifiesta en la película. Cuando el profesor dice “Ésta ya no es filosofía, ni nada”, hace una denuncia hacia el pensamiento ético que se aleja de los universales, pues éste, comportado por la responsabilidad con el Otro sin encontrar en su acto solidario ni un poco de satisfacción, más que responder por el deber existencial que se tiene con él, rompe con la tradición de fundamentar razones éticas por las cuales el hombre debe obrar, dejando de responder a los deseos de la tradición filosófica occidental.

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