Al igual que otros textos de la época que intentaron fundamentar un
conocimiento autónomo, la obra de Wilhelm Dilthey dedica su primera parte a
construir una línea que marque la diferencia entre lo que se denominan las
ciencias del espíritu y las ciencias naturales. Es en este sentido que las
ciencias del espíritu (que competen al conocimiento que lleva por objeto el estudio
de la realidad histórica-social), serán consideradas como una unidad autónoma
frente a otro tipo de ciencias (aunque veremos que esta diferenciación no es
tan radical como el autor plantea en un primer momento) que se guían
por lógicas inherentes a la producción del conocimiento. Así, Dilthey define
una a una las categorías de análisis
que desarrollará a lo largo de todo su escrito; por ejemplo, la noción de ciencia, de proposición y de hechos espirituales, entre otras. En tanto que Dilthey aclara cada uno
de estas concepciones, realiza una crítica al conocimiento histórico precedente;
lo que incluye denominaciones de la historiografía, de la filosofía
de la historia, de las ciencias de la moral e incluso de la sociología como un saber
general de la sociedad. De esta forma,
Dilthey sostiene que los productos de estas denominaciones son estrechos para captar la verdadera
magnitud de los acontecimientos históricos y su relación con el presente y la
filosofía. Se debe, pues, construir -en primera medida- una conciencia de sí mismo
que pueda ayudarnos a superar estas limitaciones del conocimiento histórico,
que luego denominará como conciencia
histórica.
(Wilhelm Dilthey: 1833-1911)
Los análisis históricos precedentes a
Dilthey se fundamentaban en una cosmovisión que concebía la historia como un
continuo de etapas, las que analiza críticamente el autor en su exposición; así, por
ejemplo, representante por antonomasia de esta corriente de los análisis de la
historia por estadios es Auguste Comte, quien, entre otras cosas, acuña el
término de sociología en su obra Curso de filosofía positiva. En muchos momentos, Dilthey desarrolló sus escritos tomando una
postura crítica frente a Comte. Sobre la idea de las etapas
de superación en la historia, Dilthey resalta un primer estadio: la etapa metafísica, en la cual incluye a
representantes de la Iglesia como Tomás de Aquino, ello porque sus análisis
se unen a una visión cosmológica: hay aquí un mundo exterior que escapa de
nuestros sentidos y una teleología en el desarrollo de la historia propia de una
divina providencia. Dilthey
inicia un recorrido histórico respecto a la concepción de la historia y
de los distintos aportes de filósofos y científicos. Recordemos que esto ya lo había
realizado en su obra sobre La esencia de
la filosofía (Dilthey, 1960) a
la vez que señala las falencias que estos planteamientos contienen.
El objetivo de Dilthey es descubrir la relación de estas últimas
posturas en una totalidad, a la vez que hace una crítica al conjunto de las
ciencias de la naturaleza. Allí identificará que el conjunto de las ciencias
del espíritu no es tan distante del conocimiento natural, incluso cuando muchas
veces el primero construye sus bases sobre el segundo. Además, recordemos que
Dilthey considera al hombre como
unidad vital en una mezcla de aspectos espirituales, de conciencia (cuerpo) y
como muestra de sensibilidad, de un organismo que se desenvuelve en un contexto
y con la naturaleza. Ésta es una unidad psicofísica indisoluble, y en tanto mezcla, es que puede entenderse la
complejidad que el ser humano es para la comprensión de las ciencias del
espíritu. Comprendemos así que lo que busca Dilthey es superar el continuo debate
que se desarrollaba en Alemania respecto a la separación de las ciencias
naturales y las ciencias sociales, ayudado en gran medida por una nueva
concepción de la filosofía. Luego de haber desarrollado un largo análisis que
presenta los antecedentes de las visiones del conjunto de las ciencias del
espíritu y la conjunción que se ha desarrollado análogamente al compacto de las
ciencias naturales, el autor se refiere al material de trabajo como realidad
histórica en esta ciencia: sus particularidades, las unidades de vida, su
relación con la antropología y la psicología, la biografía y la metafísica que, se
convierten, a lo largo de toda la obra, en objetos de análisis que refuerzan la
tesis central de la obra: descubrir una lógica que permita la consolidación de
las ciencias del espíritu.
Referencias bibliográficas
Dilthey,
Wilhelm. (1960). La esencia de la
filosofía. Buenos Aires: Ed. Lozada.
______________. (1949). Introducción
a las ciencias del espíritu. México: Fondo de Cultura económica.