viernes, 24 de abril de 2020

La idea del pensamiento moderno: fragmentos contextuales


Contrario a lo que habitualmente se considera, el siglo previo al Renacimiento fue uno de grandes logros para la humanidad. Lo que sería el sistema jurídico moderno, por ejemplo, tuvo su origen en el desarrollo del derecho civil y el canónico durante los siglos XII y XIII, y muchos de los pensadores renacentistas siguieron con la tradición medieval de los estudios de la gramática y la retórica. A grandes pinceladas, se conciben las luchas entre el poder de la iglesia y el Estado hasta el siglo XIV, en donde, además, los intereses locales y regionales pugnaron entre sí por una mayor expansión comercial y política. En todo el continente europeo se vivía un aire de renovación y descubrimiento. Tales cambios supusieron que los sujetos adquirieran conciencia de nuevos territorios, comenzando así un período de diáspora colonizadora. Se reflexionó constantemente sobre los métodos que debían seguir las ciencias para obtener el conocimiento de la realidad, quitando de forma progresiva el terreno a la filosofía, considerada como un saber indeterminado. Por aquel entonces, Erasmo de Rotterdam defendió el libre albedrío frente a la voluntad divina.


En el plano del conocimiento histórico, obras como Doce libros de historia florentina (1420) de Leonardo Bruno, e Historia de Italia. 1561- 1564 de Nicolás Maquiavelo, permitieron que la historia se convirtiese en una rama de la literatura más que de la teología, desarrollándose desde un punto de vista secular del tiempo con la Antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento, que sería la culminación de la historia, criticando así el orden medieval cristiano que iniciaba con la creación, seguido por la encarnación de Jesús y que concluiría el juicio final.

 Tarántula, 1955, Jack Arnold

El estudio de la filosofía tuvo por objeto el formar a seres humanos libres y civilizados; en pocas palabras, ciudadanos, más que monjes y sacerdotes. La composición artística se vio influenciada por el redescubrimiento del arte griego. Se consolidaron disciplinas como la arqueología, la filología y la epigrafía. La perspectiva en la pintura y la escultura fue un punto clave en estas transformaciones, llevando a un cambio perceptivo y en la apreciación del arte. Los humanistas se preocuparon por cuestiones teológicas, pero ahora aplicaron los nuevos conocimientos históricos para estudiar e interpretar a los Padres de la iglesia.

En el siglo XV los adelantos en técnicas de navegación, como la creación de brújulas, hicieron que los navegantes zarparan a alta mar sin depender de la orientación de las estrellas, perfeccionándose la cartografía. La navegación, ahora especializada, no volvió a ser la misma. De tal manera, en menos de un siglo, Europa hizo contacto con las culturas del Nuevo mundo.

Los cambios en la estructura agraria de la sociedad feudal, los conflictos espirituales por la crisis del cristianismo, las novedosas concepciones del mundo y del universo a causa del desarrollo de la ciencia y de la técnica, las guerras económicas y la aparición del Estado Nación se convirtieron en retos para la reflexión. Se necesitaba un pensar y actuar moderno. El pensamiento medieval, que hasta entonces se creía indestructible, había quedado reducido a escombros, y a mediados del siglo XVI, las cavilaciones filosóficas llevaron a establecer la idea de un verdadero y método científico.