martes, 29 de agosto de 2017

Cronología biográfica y obra artística de Gustave Doré



1832       Paul Gustave Doré nació en Estrasburgo, Francia, el 6 de enero. Se destacó en su época como pintor, escultor, ilustrador y grabador. Su talentosa vida artística, que comienza con sus primeros dibujos aproximadamente a la edad de cinco años, lo ha consagrado en la actualidad como el último de los grandes ilustradores. Como dibujante, Doré influyó a artistas de la segunda mitad del siglo XIX y del XX hasta nuestros días. El reconocimiento que Doré adquiere es posterior al rechazo de sus contemporáneos, pese a que algunos lo tenían en excelente concepto. Es considerado como el padre del cómic. El cine moderno absorbe también influencias de las obras de Doré, en especial para reflejar imaginariamente lo oscuro, lo religioso y el ambiente pesado de distintas épocas históricas. Como pintor, también cuenta con una técnica excelente; sin embargo, tanto la pintura como su talento como escultor son poco conocidos y apreciados. En éstos también buscaba representar los aspectos más nefastos de su contexto histórico y religioso.
Paul Gustave Doré, 1867, Félix Nadar.

1847            Cuando Doré tenía quince años de edad, viaja a París por primera vez con sus padres. Allí firmó un contrato con Charles Philipon. El contrato decía que Philipon le publicaría una litografía por semana. La primera litografía diseñada por Doré y publicada, fueron Los Trabajos de Hércules, diseñados en piedra. La aceptación que obtuvieron las ilustraciones dio lugar a que se le encargara una serie de trabajos donde ilustraba obras de François Rabelais y de Honoré de Balzac. Desde 1847 hasta 1851, sus litografías eran publicadas semanalmente en el Journal pour Rire.
Gargantúa y Pantagruel (Francois Rabelais, 1534) Ilustración de Gustave Doré.

1848            Con la edad de 16 años, Gustave Doré se consagra como el ilustrador mejor pagado en Francia. 

1850          El arte religioso domina la obra del autor. En la mitad de esta década, Doré traza su estilo en la prensa ilustrada.
Ilustraciones de La Biblia, Gustave Doré.

1852            Se publica su ilustración Abraham, God and two angels, clave ejemplo de la pintura religiosa.

1853            Doré no tuvo una educación en la disciplina artística, por lo cual se denomina un autodidacta. Pese a ésto, sus ilustraciones contaban con sumo prestigio, llegando a ilustrar obras del poeta inglés Lord Byron. Con este trabajo inicia a ilustrar obras de escritores ingleses como Edgar Allan Poe.
Manfred und der Gemsjäger, 1853, Gustave Doré.

1854            Cuando publica sus ilustraciones del Oeuvres de Rabelais, como grabados interpretativos de su obra, las ilustraciones fueron consideradas un éxito. En la actualidad, estas ilustraciones están incluidas en una colección de Obras maestras europeas.

1855            En este año ilustró los Cuentos Droláticos de Balzac, para éste diseñó 425 dibujos. En esta fecha publica otra de sus obras más valiosas, representando la muerte trágica de Gérard de Nerval (1855).
Cuentos Droláticos, de Balzac. Ilustración de Gustave Doré.

1857        Realiza ilustraciones para el Nouveau Paris.

1860            Ilustró la edición francesa de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. En este mismo año viaja por primera vez a España, dicha experiencia vitalizó su trabajo sobre la obra de Cervantes.

1861            Realiza ilustraciones para El Infierno, de la obra La divina comedia de Dante. Las ilustraciones fueron recopiladas por el mismo Doré en un libro para el cual solicitó la ayuda a Louis Hachette. Éste se niega por no estar dispuesto a ayudar en algo que costaría un elevado precio. Doré pagó por este proyecto, realizando en él una cantidad de 76 grabados.
El infierno, La Divina Comedia (Dante Alighieri, 1472). Ilustración de Gustave Doré.

1862            Realiza ilustraciones de Los cuentos de Perrault. Para este año realiza su segundo viaje a España, esta vez en compañía del barón Davillier. Para Doré, cada una de las experiencias de la vida debían ser ilustradas, por tal razón, en su viaje recopila una serie de ilustraciones que publicaría en el año siguiente. El motivo de estas ilustraciones era realizar unas crónicas de la vida de Valencia, Galicia y Andalucía. Junto al Barón Davillier, realizan una colección titulada Le Tour du Monde.

1863            En este año se publican sus ilustraciones de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.

1865        Ilustra la mayoría de los pasajes de la Biblia. Obtiene reconocimiento internacional, su éxito se debe esta vez al lienzo El Ángel de Tobit.

1866            Realiza ilustraciones para el libro El Paraíso perdido de John Milton, se publican sus ilustraciones de La Biblia y de Las aventuras del barón de Münchhausen.

1867            Realiza ilustraciones para Las Fábulas de la Fontaine; además, añade dos series de ilustraciones que completarían nuevos capítulos de La Divina comedia. Las ilustraciones de la biblia le brindan la oportunidad de realizar una exposición completa de sus obras en Londres. A partir de esta exposición, se funda la Doré Gallery en New Bond Street.
La cigarra tocaba la guitarra, Fábulas de la Fontaine, 1668. Ilustración de Doré.

1869         Recibe una invitación de Blanchard Jerrold, quien le solicita trabajar juntos en la producción de un retrato de Londres. La idea era plasmar The Microcosm of London (1808), obra reconocida de Rudolph Ackermann, William Pyne y Thomas Rowlandson.

1870         En este año tiene lugar la Guerra fría, Doré se encontraba en Londrés como reportero desde años antes. También consigue ilustrar los poemas del poeta inglés Thomas Hood. 

1871        Doré toma la decisión de sumarse como voluntario para la Guardia Nacional. El espectro lúgubre y tenebroso de la Guerra le brinda a Doré la oportunidad de conocer los dramas y tempestades humanas. Obtiene un amplio panorama de las ruinas de la Guerra, de la violencia, la muerte, la desolación y la despiadada carne humana, todos estos sentimientos son representados al instante porsu arte.

1872           Se publica el libro London: A Pilgrimage, en el cual Doré realiza 180 grabados. El trabajo obtuvo aceptación, pero contó a su vez con duras críticas. La primera de ellas, y la más constante en toda su obra artística, era la acusación de imaginario y escandalizador. Acusación adquirida en primer lugar por exponer los escombros y la pobreza que se experimentaba en la Comuna Francesa. Se debatía su reputación como ilustrador y sus obras recibían desprestigio por la sociedad francesa, que pretendía esconder la realidad de la Guerra.

1875            Publica su obra La Casa de Caifás.

1876            Realiza ilustración a la Canción del viejo marinero de Coleridge.

1877          Hace una exposición en el Salón donde muestra la escultura La Parca y el Amor. En este mismo año Doré firma un contrato por cinco años para la editorial Grant & Co. Para ésta ofrecía su trabajo por tres meses cada año de residencia en Londres.

1883        Gustave Doré Fallece en París. Su cuerpo fue sepultado en el Cementerio del Père-Lachaise, ubicado en la capital francesa. Muere a la edad de 51 años. Se encontraba trabajando en una serie de ilustraciones para el cuento El cuervo, de Edgar Allan Poe. En este mismo año se inicia un proyecto de reedición la obra de Rabelais (la segunda edición). Sumada la primera edición y la segunda, la obra de Rabelais contaba con 61 ilustraciones, además de 656 viñetas elaboradas por Doré.

Referencias bibliográficas


Gustave Doré, WikiArt. Recuperado de: https://www.wikiart.org/es/gustave-dore.

Gustave Doré, Biografías y Vidas, La enciclopedia biográfica en línea. Recuperado de: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/dore.htm.

Gustave Doré (1832-1883). El imaginario al poder. Musée d'Orsay. Recuperado de: http://www.musee-orsay.fr/es/eventos/exposiciones/en-el-museo-de-orsay/exposiciones-en-el-museo-de-orsay-mas-informaciones/article/gustave-dore-37172.html?print=1&.

Ilustraciones de "El Quijote" de Gustave Doré. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de:http://www.cervantesvirtual.com/portales/miguel_de_cervantes/imagenes_quijote_dore/.

lunes, 21 de agosto de 2017

La Ciudad incendiada de Ludwig Meidner desde la estética de Theodor Adorno


 
Autor: Meidner, Ludwig. Título: Ciudad incendiada. Año: 1913. Material: Óleo sobre lienzo. Tamaño: 66,5 x 78,5 cm. Ubicación: Saint Louis Art Museum. 


Ciudad incendiada es, considerada por innumerables artistas, parte integral del movimiento artístico expresionista. Ludwig Meidner fue un pintor alemán (1884-1966) que vivió y se formó intelectualmente en los contextos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En sus obras se exalta la violencia y la idea del dinamismo y la agitación, tal como podemos observar en la mayoría de sus pinturas. La obra que se presenta fue realizada un año antes de que explotara la Gran Guerra, y en ella se expresa la angustia y el caos de la sociedad alemana de la preguerra. Su contenido es caótico, relevante en tanto la relación que se puede trazar con los planteamientos estéticos de Theodor Adorno. A este respecto, en un primer momento, puede ayudarnos el libro de Toby Clark, titulado Arte y propaganda en el siglo XX, con el fin de conocer el contexto histórico en que la obra se sitúa. Clark escribe: “Entre las ciudades europeas, la expansión de Berlín desde finales del siglo XlX fue lo suficientemente rápida (…) Su población, de un millón de habitantes en 1880, había aumentado a más de dos millones en 1910 (…) El ambiente de inestabilidad aguda queda expresado en la pintura de Ludwig Meidner (…) Por entonces, Meidner andaba a vueltas con los temas apocalípticos; con su imaginación pintó la ciudad bombardeada, incendiada, o simplemente explotando de forma espontánea.” (Clark, 2000, p. 21).  

Vemos que Meidner muestra las condiciones y los miedos que provocaba la ciudad en la Alemania de comienzos del siglo XX; cabe mencionar que el artista lo expresa como representación y no como una imitación del acontecer diario, es una imagen de aquella neurastenia y crecimiento poblacional descontrolado. Adorno se referiría a tal condición en el sentido de que lo importante de las obras es que, a partir de su estructura formal, dicen algo respecto a su contenido. También Elena Oliveras escribe: “(…) el “contenido de verdad” [en este caso la pintura] es la cristalización de la historia en las obras. El arte es escritura de la historia (…)” (Oliveras, 2004, p.305). La ciudad incendiada no reproduce un contexto específico, sino que lo expresa formalmente, ello mediante técnicas y medios que el autor ha podido desarrollar. 

La pintura muestra una ciudad aturdida y sin rumbo, estremecida en sus mismas bases, pudiendo transmitir una sensación de inconformidad. Para Adorno, conocemos, existe la preocupación constante de salvar la autonomía del arte sin separarlo de su aspecto social, de allí que –tal y como nos muestra la pintura de Meidner más allá de la marca individual, el artista se convierte en representante de un sujeto social, de algo que aconteció en un momento determinado de la historia. Esta preocupación la encontramos también en artistas como George Grosz, con su ejemplo de Metrópolis (1916):

 
Autor: Grosz, George. Título: Metrópolis. Año: 1916. Material: Óleo sobre lienzo. Tamaño: 100 x 102 cm. Ubicación: Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid).

La Ciudad incendiada es testimonio de lo real sin que, al mismo tiempo, sea presentado como tal. La importancia que tienen las ideas expuestas por Adorno son de gran valía, pues obras como Ciudad incendiada o Metrópolis pueden ser de mayor provecho para una conversación con la obra de arte, pudiendo dejar de lado aquellos silencios comunes, salvando los que no necesariamente son de incomprensión, en exposiciones y museos.

Referencias bibliográficas.

Adorno, Theodor. (1983). Teoría estética. España: Ed. Orbis.
Clark, Toby. (2000). Arte y propaganda en el siglo XX. Madrid: Ed. Akal.
Oliveras, Elena. (2004). Estética. La cuestión del arte. Buenos Aires: Ariel. 

martes, 15 de agosto de 2017

Vanguardias artísticas del siglo XX



Las vanguardias artísticas, gestadas a partir del siglo XX, pero con un sutil y transitorio comienzo que se vislumbra a mediados del siglo XIX, se consolidaron a la luz de los análisis del arte y de la historia como periodos de grandes cambios en los paradigmas en torno al arte, la filosofía y demás saberes en los que se deja entrever toda la manifestación y la creación humana. Estos movimientos, por lo demás no alejados de su tiempo, de su contexto y de los acontecimientos que demarcaron lo dado por la humanidad, en especial en el continente europeo, movido de por sí por contundentes revoluciones políticas, dieron lugar a unos periodos que, aprovechándose del momento en que se encontraban, engendraron tendencias que pretendían separarse de las tradiciones que imperaban socialmente. Dado que las vanguardias presentaron, a rasgos generales, dos amplios tiempos: una primera vanguardia, que parte de 1848 y culmina en 1945, y una segunda vanguardia que comienza este último año y que data su finalización en 1970, y por la extensión que supone trabajarlas todas, enfatizaremos en esta entrada en las primeras vanguardias.

Dada Matinée, (1923), Theo Van Doesburg.

Las vanguardias artísticas datan del año 1848; sin embargo, tienen su grado máximo de manifestación e importancia como movimiento artístico a partir del 1905, donde se presentan de manera más definida. Son, de manera general, más que una experiencia estética dada, una propuesta que visiona una nueva forma de relacionarse con el arte. En su prólogo al libro: Tema, iconografía y forma en las vanguardias artísticas, de Julia Barroso Villar (2005), Víctor Nieto Alcaide afirma que las vanguardias son nuevos temas para una nueva pintura o una nueva pintura para nuevos temas. Nieto afirma que las vanguardias presentan formas para los conceptos ya dados y a su vez introducen una discusión sobre la representación, de tal manera que no será solo asunto de la figuración sino también de un signo que es por tanto un elemento de significación. Es así como las vanguardias pretenden romper con propuestas establecidas, por lo cual, se les entiende acompañadas de una intención revolucionaria donde se ven implicadas las artes plásticas. A partir de las vanguardias inicia el despojo progresivo de la naturaleza como objeto primordial de imitación, nace entonces el empleo/uso de nuevos criterios, órdenes y propuestas artísticas e intelectuales. A su vez, se entiende a las vanguardias como un periodo de transición violento y completamente tentativo, es decir, que tiene un carácter de ruptura provocador.

Las nuevas inclinaciones e inquietudes artísticas de las vanguardias están estrechamente vinculadas con todo aquello donde se pueda pensar al ser humano, de ahí que una de las iniciativas sea comprender y reconstruir la hegemonía del inconsciente, en especial frente a la obra de arte, así como también establecer los criterios y el papel que juega el arte en la vida del individuo y de la sociedad. No en vano el término vanguardia tiene un origen militar cuyo significado está regido por ideales políticos, luchas y combates. De este modo, se entiende a las vanguardias como un movimiento en constante avance. Así, la forma en que se presentaba el arte en la sociedad estaba motivada por el intento ansioso de transformar el entorno. En otras palabras, la vanguardia guardaba una actitud progresista. A partir de las vanguardias y de su relación con los acontecimientos políticos, surgen tendencias literarias tales como los manifiestos; un ejemplo de esto fue el Manifiesto del Partido Comunista de 1848.

Primera edición del Manifiesto del Partido Comunista, publicado el 21 de febrero de 1848.

El nacimiento de las vanguardias artísticas se ve influenciado y muchas veces condicionado por acontecimientos políticos, en especial por la Primera y Segunda Guerra Mundial (1914-1918; 1939-1945), de donde surgen, respectivamente, las primeras y segundas vanguardias. En los acontecimientos que demarcan la gestación de las vanguardias se encuentra también la constitución de la Segunda y Tercera República Francesa (1848 y 1871), y la Segunda Revolución industrial. A su vez, encontramos la aparición del motor de explosión y publicación de la teoría de la relatividad de Albert Einstein. En campos como el psicoanálisis, se detallan los aportes referidos a la interpretación de los sueños de Sigmund Freud. Igualmente, se cuenta la popularización de la fotografía y el nacimiento del cine como acontecimientos que dan lugar a las Vanguardias. A partir de estos sucesos se logra percibir que las vanguardias están contenidas de una fidelidad a su época, y por ende, se trabaja desde el arte una consciencia histórica, donde queda reflejado el espíritu de su tiempo.

Dado que las vanguardias establecen una ruptura con las tradiciones, ya no se trabaja en este momento sobre conceptos de lo bello, sino que se matiza lo grotesco, lo espontaneo; lo que podría llamarse deshumanizado, lo humorístico, lo metafórico y todo aquello donde quede reflejado lo negativo de una sociedad. Hay que tener presente que así lo condiciona el contexto, pues los artistas e intelectuales de la época muestran un afán por desmitificar la realidad, dejando expuesto el terror, el miedo, la angustia, la incertidumbre y lo bohemio que surge a raíz de las catástrofes.

Five figures on a white brackground, (1920), Varvara Stepanova.

Algunas de las primeras vanguardias fueron el Impresionismo y el Neoimpresionismo. El primero surge en 1874 y el segundo en 1884. Los principales precursores del impresionismo fueron Eduard Manet, Degas, Renoir, Pizarro, Sisley y Cezanne, quienes buscaban capturar la realidad tal y como era dada al instante, atribuyéndole suma importancia a la impresión, de modo que era necesario crear la obra en unas cuantas pinceladas.


Houses of Parliament, (1904), Claude Monet.

Por su parte, el neoimpresionismo estudia más los detalles para la creación de la obra, de modo que pierde espontaneidad. Sus principales precursores fueron Georges Seurat y Paul Signac.

Un Dimanche, (1888), Paul Signac.

En 1910 surge el Postimpresionismo, representado por Vicent Van Gogh, quien, influenciado por las dos primeras corrientes, crea una visión más subjetiva, prefabricada y manipulada del mundo.

The olive trees, (1889), Vincent Van Gogh.

El Fauvismo surge en 1905, representado principalmente por Matisse, Derain, Dufy y Braque; pretende, en primer lugar, cuestionar el arte y su papel como representante de la realidad; para ello, crea un arte subjetivo por medio del cual quedan expresados los sentimientos utilizando el color.

La Danse II, (1910), Henri Matisse.

El fauvismo culmina en 1907, año en que inicia el Cubismo. El cubismo aparece como una reacción al fauvismo, culminando en 1914. Esta vanguardia aspira a romper con el modo renacentista de observar una obra, estableciendo varios puntos de vista sobre una misma representación, haciéndolo posible mediante la creación de una imagen propia de la realidad. Tiene dos momentos de creación: cubismo analítico, donde se pretendía crear análisis de la realidad mediante la exposición de los diversos planos de un objeto. En segundo lugar, el cubismo sintético que, valiéndose del collage, introduce interrogantes sobre qué es lo real y qué lo ilusorio. Sus precursores fueron Pablo Picasso, Juan Gris, Francis Picabia, Franz Leger, Albert Gleizes.

Bottle and Fruit Dish, (1919), Juan Gris.

El Expresionismo, que va de 1905 hasta 1913, tuvo dos grandes grupos de artistas representativos, el primero se conoce como Die Brücke, que en nuestra lengua traduce el puente, conformado por artistas como Ernest Kirchner, Fritz Bleyl, Erick Heckel y Emil Nolde. El otro grupo se conoce como Der blazer Reiter y se traduce como el jinete azul, compuesto por Vasili Kandisky, Alexei Van Javlenski, Gabriele Munter, Franz Marc y Paul Clee. El expresionismo trata de dar al espectador una visión de los sentimientos y estados de ánimos del artista a partir de la forma, el color y las texturas.

El grito, (1893), Edvard Munch.

El Futurismo por su parte se manifestaba en una conexión política e ideológica que pretendía operar a favor del cambio de las sociedades. Como vanguardia artística, surge en 1909 y culmina en 1914. Sus técnicas estaban basadas en crear la sensación de velocidad, movimiento y dinamismo en los elementos de la obra. Como tendencia literaria, dio lugar a manifiestos. Sus principales representantes son Merinetti, Humberto Boccioni, Carlos Carrá, Gino Severini y Giacomo Balla.

Forces of the street, (1911), Humberto Boccioni.

El Dadaísmo nace en 1915 con Marcel Duchamp, quien pretendía, a partir del uso de elementos industriales, ridiculizar la visión burguesa de estos objetos, haciéndolos pasar por arte por el sencillo hecho de estar contextualizados en los museos. Con esto, se busca estar en contra de todas las normas sociales, morales e incluso estéticas. El movimiento se presenta como destructor, anarquista y en muchos aspectos nihilista. Otros exponentes fueron Hans Arp, Francis Picabia, Max Ernst y Man Ray (fotógrafo); culmina en 1922. 

Bottle Rack, (1914), Marcel Duchamp.

El Suprematismo nace en 1915 y culmina en 1919. Su principal exponente fue Kazimir Malevich. Con el Suprematismo se busca la sensibilidad pura del arte a partir de un lenguaje plástico completamente nuevo, se buscaba trabajar desligado de cualquier influencia figurativa o técnicas previas. En esta tendencia se rompe completamente con la imitación de la naturaleza. Su característica principal se encuentra en el uso de figuras geométricas con colores saturados entre matices acromáticos.

Suprematismo, (1915), Kazimir Malevich.

Por otra parte, se encuentra el Constructivismo, que surge en 1913 y finaliza en 1920. Presenta un desarrollo paralelo con el Suprematismo, y por ende comparten aspectos similares. El constructivismo buscaba cargar la obra con el mayor contenido político e ideológico posible. Las obras del constructivismo presentan una unión entre tres artes, a saber: la pintura, la escultura y la arquitectura. Sus principales representantes fueron Vladimir Tatlin, El Lissitzky, Antón Pevsner y Naum Gabo. 


El Lissitzky Completion, (1927), Vladimir Mayyakovsky.

Una vanguardia fuertemente influencia por el constructivismo es el Neoplasticismo, que tiene su origen en 1917, a partir de las obras de Theo Van Doesburg y Piet Mondrian. Éstos se esforzaban por suprimir la naturaleza y los objetos comunes como representación. Para lograrlo, recurrieron a formas geométricas puras matizadas por colores saturados.

Boogie Woogie, (1942), Piet Mondrian.

El Surrealismo nace en 1924 y culmina en 1939. En él, los intelectuales intentan comprender la profundidad psíquica del hombre, ya sea por medio de sueños o por análisis del inconsciente. Es una tendencia fuertemente influenciada por las aportaciones en torno al psicoanálisis de Sigmund Freud, de donde se concentran las bases científicas e ideológicas del movimiento surrealista. El surrealismo tiene dos grandes grupos: se parte del surrealismo figurativo y del surrealismo abstracto. El primer grupo se encuentra constituido por artistas como Max Ernst, René Magritte, Dalí y Chagal; con él se pretendía analizar desde una óptica formal, es decir, no se abandona la referencia real de los objetos. El segundo grupo se encuentra compuesto, entre otros, por Yves Tanguy, Miró, Klee y Hans Arp; tal movimiento sí buscaba la total deformación de los puntos de referencia de los objetos, pues la idea era significar nuevas cosas a partir de objetos ya conocidos.

Art of Living, (1962), René Magrite.



Referencias bibliográficas

Vanguardias artísticas del siglo XX (selección): anotaciones tomadas de Enciclopedia Británica.
Barroso Villar, Julia. (2015). Tema, iconografía y forma en las vanguardias artísticas. Castrillon.