viernes, 7 de septiembre de 2018

Sócrates


Nacido en el año de 470 a.C., muerto en el año de 399 a.C. Hace parte de la época del gobierno de Pericles. Se considera a Sócrates el impulsador de grandes aportes a la filosofía, entre ellos, el innovar en el discurso teórico. Bien o mal, y con todas las criticas en su contra, se sabe que Sócrates se dedicaba en alguna medida a la educación moral de los jóvenes de Atenas. Sócrates no se dedicó a la escritura filosófica, por ende, los más grandes rasgos de sus pensamientos los encontramos esbozados en los trabajos de sus discípulos: Platón y Jenofonte, además de una de las obras de Aristófanes, en la que se le describe de manera jocosa. 


Escultura de Sócrates, obra de arte romana del siglo I d. C. Tomado de; Sting, CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3569936

El pensamiento de Sócrates introduce en las discusiones filosóficas temas como la justicia, el amor, la amistad, la virtud y los vicios. Para Sócrates, las personas recaen en los vicios por ignorancia y no porque deseen lo malo. Contrario al vicio, la virtud precisa sabiduría. Considera que la filosofía debería reforzar este modo de vivir ético y virtuoso del ser humano, ocuparse de la educación moral y del cultivo del comportamiento ético. Sócrates afirma que pocos conocen lo bello, y que incluso él no es la excepción, ni los que se proclaman políticos ni los poetas.

Su actitud siempre versaba sobre yo sólo sé que nada sé. Actitud que le incitaba a saber y conocer a través de su método de la interrogación, buscar el conocimiento mediante preguntas a otros. Además, de mantener una actitud de "humildad". A partir de ello, de preguntar y recibir respuestas, va formando la verdad sobre alguna cosa, se hace más fina una idea y se descartan otras. Este ejercicio, claro está, solo lo lleva a cabo el amante de la verdad y de la virtud, y no suele ser algo que hagan los sofistas, quienes están interesados en parecer los sabios, y de impartir su sabiduría a cambio de dinero, según se entendía en Atenas.

El ejercicio de Sócrates pretendía sacar de dentro del entrevistado todo el conocimiento, y que éste, a su vez, diera cuenta que podía conocer de algo consigo mismo, incluso sin saberlo. El alma, para Sócrates, posee conocimientos previos que va descubriendo poco a poco. Por ello, gustaba tanto de su método que lo aplicaba de igual modo a obreros y personas no cultas, como también a aquellos que se consideraban los sabios de Atenas. Les preguntaba sobre cualquier idea o palabra, de la cual, mediante más preguntas y las respuestas, iba haciendo visible los fallos de las ideas de las que estaban convencidos sus interlocutores.


La muerte de Sócrates, (1787), Jacques Louis David.

Cuando Sócrates es sometido a juicio, se le acusa de corrupción de la juventud y de conductas en contra de las creencias del Estado; por ejemplo, no creer en los dioses de Atenas y enseñar a creer en demonios, o enseñar los estudios del alma separándose de los estudios sobre la naturaleza. Su fama se incrementaba con la conducta pública de sus discípulos, pues, se conoce el caso de Alcibiades quien, en un acto vándalico, mutiló facial y genitalmente las estatuas del dios Hermes. Y Critias, por ser integrante de los 30 tiranos de Atenas.

Las acusaciones a Sócrates comienzan con la revelación del oráculo de Delfos ante él. El oráculo poseía comunicación con el Dios Apolo (Dios de la sabiduría y de la razón) y en una de sus revelaciones le dice que el hombre más sabio es aquel que reconoce su ignorancia. Sócrates emprende entonces la búsqueda del hombre más sabio a raíz de tal revelación, empleando su método, interrogando a los que se consideraban los sabios de Atenas para conocer el hombre del que hablaba el oráculo, pero ninguno era el más sabio, así que se autodenominó el elegido de la sabiduría divina, la cual ningún hombre puede cuestionar o alcanzar.

Debe ser comprendido que cuando Sócrates alude a su damon, en realidad nos está hablando de su pensamiento, de la voz de su propia conciencia moral que le indica cuándo está obrando de la manera incorrecta. Sócrates no pretendía impartir una doctrina ni a los jovenes con los que conversaba, ni mucho menos a todas las personas que interrogaba. Insistió, contra sus acusaciones, que toda su labor consistió en ayudar o guiar a los discípulos, y no en transmitirle información.

En conclusión, puede decirse de Sócrates fue y sigue siendo una de las figuras de la historia de la filosofía que marcan un inicio crucial en los temas de discusión que se centran en el ser humano, en la conciencia, la ética y la moral. Su forma de buscar la verdad no concordaba con los ideales de la época, además, su concepto de damon tampoco sentó bien a las ideas teológicas de Atenas. Sócrates  estuvo dispuesto a morir por su ideal, así que muere tomando la cicuta, como sentencia que se establece en el juicio en su contra.


Referencias bibliográficas

Abbagnano, N. (1973). Historia de la filosofía. Barcelona: Ed. Montaner.
Orozco, Á. (1994). El saber filosófico. Barranquilla: Ed. Cultura Caribe.

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