martes, 18 de agosto de 2020

Julio Enrique Blanco y el proyecto fundacional de la Universidad del Atlántico

José Coley, filósofo y docente de la Universidad del Atlántico (Colombia) detalla el trabajo y el legado del filósofo barranquillero Julio Enrique Blanco, nacido en el año de 1890 y considerado como el primer exponente de la filosofía moderna de Colombia. Con influencias kantianas, Blanco se formó en un contexto en donde las ideas neotomistas y la regeneración conservadora dejaban profundas huellas en el pensamiento académico. Consideró que la formación de los ciudadanos debía tener calidad humana y, a la vez, capacidad técnica para los trabajos científicos, otorgando así gran importancia a la relación entre filosofía y educación, sabiendo que el conocimiento era necesario para la transformación de las sociedades. Blanco entendía la filosofía como creatividad práctica, es decir, como una actividad que busca innovar y construir técnicas intencionales de fines prácticos. 
 
Portada del libro Obra en Blanco. Editorial de la Universidad de Caldas.
 
La primera instancia institucional creada por Blanco (gracias al poder político que adquirió al obtener el puesto de Director de Instrucción pública del Departamento del Atlántico), fue el Museo del Atlántico, que coincidió con el esplendor de la ciudad de Barranquilla en la década de 1940. A través de estos objetivos materializados, y viendo el potencial del museo, Blanco fundó el Instituto de Tecnología, dedicado a la enseñanza de la química y de la farmacia, consideradas por el filósofo como fuentes primarias para eliminar la precariedad de los ciudadanos por aquel entonces. Su objetivo era crear ambientes de educación propicios bajo el ideal de un hombre completo, formando a las personas con conocimientos técnicos y humanistas. Por todo esto, el Instituto de Tecnología terminó convirtiéndose en el Instituto politécnico del Caribe, donde se ampliaría la gama de conocimientos y temáticas. Coley sostiene, al ver estos procesos de creación institucional, que la ciudad había llegado a una mayoría de edad en sentido kantiano.
 
Julio Enrique Blanco fue el primer rector de la Universidad del Atlántico. Desde su fundación, y durante la década de 1950 y 1960, ésta vivió su época dorada, y la vida intelectual de la ciudad giró en torno suyo. La creación de los conversatorios filosóficos en 1991, que tenían por objetivo hacer pública la filosofía, propició un ambiente favorable a la creación de la Facultad de Ciencias Humanas y del Programa de Filosofía de la Universidad en 1997. A esto se suman otros eventos vitales como los Foros Nacionales de Filosofía; los Congresos Internacionales de Filosofía Latinoamericana de la Universidad de Santo Tomás; los Centros de Estudios Filosóficos de Barranquilla; el taller filosófico Thales de Mileto; el grupo Centro Russell y revistas entre las que se encuentran Cultura Caribe, Amauta y Aletheia. No obstante, y con el pasar del tiempo, la ciudad se vio sumida en un caos por su ineficiente capacidad administrativa frente a procesos de inmigración y desplazamiento de personas que buscaban oportunidades laborales, en parte por las políticas nacionales del Frente Nacional. La crisis de la Universidad coincidió con la crisis de la ciudad. Es durante esta época que se fundó la Universidad del Norte, que buscó subsanar el vacío que la primera había dejado. Aún con todas estas problemáticas internas, la Universidad del Atlántico sigue siendo un referente académico para la región y el país, y continúa existiendo gracias a los ideales de su fundador.

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