Este grupo de filósofos surge en el siglo V a.C. Su pensamiento está influenciado tanto por los filósofos naturalistas, es decir, quienes formulan el principio de todas las cosas, como por los eleatas. Su línea de pensamiento se concibe como una continuidad con las reflexiones cosmológicas de sus antecesores. Sus intenciones eran comprender, dentro de la diversidad y multiplicidad de los elementos, el devenir que se hace presente en la acción. Los aportes de este grupo de pensadores se dividen en dos líneas, por un lado, están los mecanicistas, por el otro, los atomistas.
Empédocles de Agrigento. Thomas Stanley. The history of philosophy (1965). Fuente: Wikicommons.
Empédocles nace aproximadamente en el año 490 a.C., en Acragas, y muere aproximadamente en el año 430 a.C. Fue un filósofo menos radical que sus antecesores, ubicándose como término medio entre Parménides y Heráclito, reviviendo el problema de la multiplicidad de las cosas y afirmando la existencia de un continuo cambio generado por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Dicho cambio es a su vez el origen y composición de todas las cosas; así, la característica principal de los cuatro elementos es la inmutabilidad. Uno de los mayores aportes del pensamiento de Empédocles es la distinción entre materia y fuerza, los cuales son también principados por los cuatro elementos; la fuerza mueve la materia y, los demás cambios, movimientos, orígenes y destrucciones, se originan en los cuatro elementos. Empédocles afirma la limitación del conocimiento, sosteniendo que solo conocemos las cosas por ellas mismas; por ejemplo, se conoce del amor por el odio. Amor y odio son entendidos por Empédocles como principios de movimiento en una constante lucha.
Anaxágoras
Anaxágoras. Fuente: Wikicommons.
Nace en el año 499 a.C. y muere en el año 428 a.C. Anaxágoras parte del principio de que la materia es imperecedera, esto con el fin de cuestionarse y preguntarse sobre la veracidad de la afirmación, pues de ser así, ¿cómo un elemento se transforma en otros, y a su vez, se conforman otros elementos?
Afirma que la materia no nace ni muere, sino que cada cosa está compuesta y descompuesta por otras cosas existentes. Entendemos por ello al principio de inmutabilidad del ser, el cual afirma, en primer lugar, que lo que nace se reúne, mientras que lo que muere se separa.
De ahí se desprende la segunda idea, y es que el proceso de reunión se encuentra fundamentado en la idea de homeomerías. Las cuales define como un número infinito de partículas indivisibles que se encuentran en todas las cosas, y a su vez, cada cosa está hecha de semillas de otras cosas.
Las cosas del mundo real se diferencian porque existe siempre un predomino de unas partículas sobre otras. Hay, además, como una inteligencia ordenadora del mundo o nous que es capaz de regir los diversos acontecimientos del mismo.
De otra manera, cabe resaltar que Anaxágoras parte de un principio naturalista. Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma; la materia tiene un espíritu. El amor y el odio subsisten y dan equilibrio a las sustancias que parecen estar siempre inmersas en un ciclo y que siguen creando semejanzas para que se puedan unir.
Afirma que la materia no nace ni muere, sino que cada cosa está compuesta y descompuesta por otras cosas existentes. Entendemos por ello al principio de inmutabilidad del ser, el cual afirma, en primer lugar, que lo que nace se reúne, mientras que lo que muere se separa.
De ahí se desprende la segunda idea, y es que el proceso de reunión se encuentra fundamentado en la idea de homeomerías. Las cuales define como un número infinito de partículas indivisibles que se encuentran en todas las cosas, y a su vez, cada cosa está hecha de semillas de otras cosas.
Las cosas del mundo real se diferencian porque existe siempre un predomino de unas partículas sobre otras. Hay, además, como una inteligencia ordenadora del mundo o nous que es capaz de regir los diversos acontecimientos del mismo.
De otra manera, cabe resaltar que Anaxágoras parte de un principio naturalista. Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma; la materia tiene un espíritu. El amor y el odio subsisten y dan equilibrio a las sustancias que parecen estar siempre inmersas en un ciclo y que siguen creando semejanzas para que se puedan unir.
Atomistas
Entre los representantes de la línea atomista encontramos a Leucipo, quien nace en el año 450 a.C y Demócrito, nacido en el año 460 a.C, fallecido en el año 370 a.C. La filosofía de estos pensadores se transforma con relación a los anteriores pensadores mencionados. Pioneros del atomismo, idea que ha sido de gran importancia en las reflexiones científicas, su objetivo era establecer el principio eleático del ser-es, el cual es lleno, y su contrario, el no-ser, que es vacío, interesándose por poder sentar las bases de la experiencia sensible del principio eleático. Los atomistas conciben lo lleno formado de una infinitud de elementos indivisibles, conocidos como átomos.
Para Leucipo y Demócrito, los átomos son partículas indivisibles entre sí, invisibles, de masa pequeña, los cuales difieren por figura y magnitud; sus movimientos están impulsados por la espontaneidad, la cual lleva al choque y a la separación constante de los átomos. Se distinguen por su posición y disposición. No poseen cualidad a excepción de la existencia, mientas que por combinación entre ellos se originan las cosas. Dicha combinación explicaría el cambio y la transformación. La cantidad de átomos constituyendo una cosa es infinita e incalculable; sin embargo, se puede afirmar que todos poseen la misma naturaleza, aunque su forma externa sea infinitamente variable.
Busto atribuido a Demócrito (sin certeza). Fuente: Wikicommons.
Para Leucipo y Demócrito, los átomos son partículas indivisibles entre sí, invisibles, de masa pequeña, los cuales difieren por figura y magnitud; sus movimientos están impulsados por la espontaneidad, la cual lleva al choque y a la separación constante de los átomos. Se distinguen por su posición y disposición. No poseen cualidad a excepción de la existencia, mientas que por combinación entre ellos se originan las cosas. Dicha combinación explicaría el cambio y la transformación. La cantidad de átomos constituyendo una cosa es infinita e incalculable; sin embargo, se puede afirmar que todos poseen la misma naturaleza, aunque su forma externa sea infinitamente variable.
Referencias bibliográficas
Abbagnano, N. (1973). Historia de la filosofía. Barcelona: Ed. Montaner.
Orozco, Á. (1994). El saber filosófico. Barranquilla: Ed. Cultura Caribe.
Orozco, Á. (1994). El saber filosófico. Barranquilla: Ed. Cultura Caribe.
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