Autor: Meidner, Ludwig. Título: Ciudad incendiada. Año: 1913. Material: Óleo
sobre lienzo. Tamaño: 66,5 x 78,5 cm. Ubicación: Saint Louis Art Museum.
Ciudad incendiada es,
considerada por innumerables artistas, parte integral del movimiento artístico
expresionista. Ludwig Meidner fue un pintor alemán (1884-1966) que vivió y se
formó intelectualmente en los contextos de la Primera y la Segunda Guerra
Mundial. En sus obras se exalta la violencia y la idea del dinamismo y la
agitación, tal como podemos observar en la mayoría de sus pinturas. La obra que se presenta fue realizada un año antes de que explotara la Gran Guerra, y en ella
se expresa la angustia y el caos de la sociedad alemana de la preguerra. Su
contenido es caótico, relevante en tanto la relación que se puede trazar con
los planteamientos estéticos de Theodor Adorno. A este respecto, en un primer
momento, puede ayudarnos el libro de Toby Clark, titulado Arte y propaganda en el siglo
XX, con el fin de conocer el contexto histórico en que la obra se sitúa. Clark escribe: “Entre las ciudades europeas, la expansión de Berlín desde
finales del siglo XlX fue lo suficientemente rápida (…) Su población, de un
millón de habitantes en 1880, había aumentado a más de dos millones en 1910 (…)
El ambiente de inestabilidad aguda queda expresado en la pintura de Ludwig
Meidner (…) Por entonces, Meidner andaba a vueltas con los temas apocalípticos;
con su imaginación pintó la ciudad bombardeada, incendiada, o simplemente
explotando de forma espontánea.” (Clark, 2000, p. 21).
Vemos
que Meidner muestra las condiciones y los miedos que provocaba la ciudad en la
Alemania de comienzos del siglo XX; cabe mencionar que el artista lo expresa como
representación y no como una imitación del acontecer diario, es una imagen de aquella neurastenia y crecimiento poblacional descontrolado. Adorno se
referiría a tal condición en el sentido de que lo importante de las obras es
que, a partir de su estructura formal, dicen algo respecto a su contenido.
También Elena Oliveras escribe: “(…) el “contenido de verdad” [en este caso la
pintura] es la cristalización de la historia en las obras. El arte es escritura
de la historia (…)” (Oliveras, 2004, p.305). La ciudad incendiada no reproduce un contexto específico, sino que lo expresa formalmente,
ello mediante técnicas y medios que el autor ha podido desarrollar.
La
pintura muestra una ciudad aturdida y sin rumbo, estremecida en sus mismas
bases, pudiendo transmitir una sensación de inconformidad. Para Adorno, conocemos, existe la preocupación constante de salvar la autonomía del
arte sin separarlo de su aspecto social, de allí que –tal y como nos muestra la
pintura de Meidner– más allá de la marca individual, el artista se convierte
en representante de un sujeto social, de algo que aconteció en un
momento determinado de la historia. Esta preocupación la encontramos también en artistas como
George Grosz, con su ejemplo de Metrópolis
(1916):
Autor: Grosz, George. Título: Metrópolis. Año: 1916. Material: Óleo sobre lienzo. Tamaño:
100 x 102 cm. Ubicación: Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid).
La
Ciudad incendiada es testimonio de
lo real sin que, al mismo tiempo, sea presentado como tal. La importancia que
tienen las ideas expuestas por Adorno son de gran valía, pues obras
como Ciudad incendiada o Metrópolis pueden ser de mayor provecho
para una conversación con la obra de arte, pudiendo dejar de lado aquellos silencios comunes, salvando los que no necesariamente son de incomprensión, en exposiciones y museos.
Referencias
bibliográficas.
Adorno,
Theodor. (1983). Teoría estética. España: Ed. Orbis.
Clark,
Toby. (2000). Arte y propaganda en el
siglo XX. Madrid: Ed. Akal.
Oliveras,
Elena. (2004). Estética. La cuestión del arte. Buenos Aires: Ariel.
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